Hoy sólo tengo tristeza muy dentro. Tristeza tal que hace tanto no se albergaba en mis sentidos, es una mezcla extraña ahora. Una espesada con pena y otra desprovista de todo, hasta de razón de ser. Goteras de llovizna salitrosa corren por mí. Más no es un egoísmo bastardo, es dolor de adivinarme igual a la cobardía que daña. Escuché tantas veces: “Para qué aprendas”, que aprendí algo de su ruindad. Hoy bailo entre la lluvia en una ritual danza para expulsar demonios, de esos que comen el alma.
Shasha…
05/07/12
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