Sólo fue eso...






Basta sentir
una astilla
para recordar
el doloroso
aguijón
de las soledades.
Entonces
el corazón se te vuelve
espuma,
suavidad con deseo
de retorno.
Y no deseas tu propio dolor
ni el de los otros,
te vuelves milagroso
cohorte de falanges
que bailan
de contento fallido
para atrapar
las soledades de otros.
No hay milagros
que atrapen espuma
entonces
el corazón empieza
a escurrirse.



Shasha...
13/06/13

*Todos los derechos reservados para el autor.

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