Su caminar patoso, sugería que utilizaba toda la fuerza que podía aplicar para separar sus zapatos del pavimento cual si anduviera entre fango, además se le veía agotada…tanto.
-Que inútil caminar sin rumbo...- Pensaba y aún sabiéndolo,
seguía.
Creemos en ocasiones que
abotagarse de risas, ruido, luces, gente, de sexo somnoliento funciona. Más sin
embargo, deja una estela mayor de nada.
Resulta
que la mayoría presuponen, incluso ella, que ser fuerte es sinónimo de
soportar, sonreír complacido, disculpar, tolerar, justificar, no necesitar, no
sentir más que dulzura ¡Y prodigarla! ¡Prodigar, prodigar, prodigar!...Nada más
que una energía titánica constante. Ser el “fuerte” del cuento, no te permitirá
nada que no sea, serlo eternamente.
Te convierte, te conviertes y te convierten en apoyo, columna,
amarra, poste, silla, descanso, sombra, cama, brazos, vientre. Y cuando caes de
bruces ante los ciegos y te desgañitas frente a los sordos…No tienes mayor
utilidad. Acaso cuando pase y retorne tu fortaleza…posiblemente.
Mientras te acompañas del vaso y
la cuchara, de la pared y la lámpara, te dejas acariciar febrilmente por las
sabanas, y es tu amante la almohada.
Ella sabe
todo eso…y más. Así que continua caminando al encuentro de los besos del aire,
los” Te quiero” de la lluvia, las ternezas de la madrugada fría…caminando
lento…caminando apenas.
Mientras aguarda el día que al abrir los ojos, ella…
Shasha
29/02/08
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3 comentarios:
Que lindo leerte princesa.Un abrazoooooo
Mi querida amiga, más es lo que me regalas tú, al leerme...Gracias!!! : )
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